Sí, todas las piezas de este extraño puzzle logran encajar en Navacepeda de Tormes.
La localidad de Navacepeda de Tormes se muestra generosa con todo aquel que decide dedicarle un tiempo para visitarla.
Perteneciente a la agrupación municipios de San Juan de Gredos y próxima a la carretera AV-941, sus paisajes, de excepcional belleza, se ven bañados por el río Tormes y su afluente, el Barbellido, sobre el que se despliega un hermoso puente románico conservado en su totalidad y que sirve de corona a uno de los charcos míticos de Gredos: el Pozo de las Paredes.
Si ya de por sí parecen suficientes motivos para hacer un alto en ésta localidad de la vertiente norte de Gredos , Navacepeda de Tormes, cuenta además con una curiosa historia que gira en torno a su Iglesia, construida en el siglo XIII y dedicada a San Juan Bautista.
Sobre una de sus puertas se encuentra clavada la garra de un oso . No se conoce la fecha exacta en la que fue allí colocada pero la datación llevada a cabo mediante la prueba del isótopo Carbono 14, indica que perteneció a un plantígrado que murió entre los siglos XV y XVII, más concretamente entre los años 1450 y 1640, por lo que en cualquier caso, la garra tendría más de 370 años.
Hoy en día no existe documentación fidedigna que nos logre explicar cómo llegó a parar hasta allí dicha garra pero la leyenda más extendida por la zona cuenta que se trata de un exvoto u ofrenda colocada por un segador que logró salvarse del ataque de un oso mediante el uso de su propia guadaña y, como señal de agradecimiento, clavó su garra en la puerta de la iglesia .
Se da la circunstancia que el escritor Ernest Hemingway en su obra «Por quién doblan las campanas», pone en boca de uno de sus personajes, Anselmo, la siguiente frase: «En la puerta de la iglesia de mi pueblo había una pata de oso que maté yo en primavera». En este sentido, está plenamente constatado que Hemingway visitó Gredos en junio de 1931 y que en una carta dirigida a su amigo y también escritor, John Dos Passos, comenta y detalla la presencia de cabras, truchas, lobos y menciona de manera expresa la existencia de una garra de oso clavada en la puerta de una iglesia.
Con estos datos, parece bastante probable que Hemingway visitara Navacepeda de Tormes durante su viaje a Gredos, que allí tuviera conocimiento de la existencia de dicha pata y de su historia, y que finalmente, tras la publicación de su novela, consiguió que su presencia y su leyenda se universalizaran. Definitivamente, Navacepeda de Tormes, bien merece una parada en nuestro camino.
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